Conocer el trastorno de estrés postraumático

En los últimos años, ha aumentado notablemente el interés por conocer el trastorno de estrés postraumático, una condición psicológica que puede afectar profundamente la vida de quienes han vivido experiencias extremas o traumáticas. Aunque se habla de él con mayor frecuencia, todavía existe mucha desinformación, estigma y confusión en torno a este diagnóstico. Comprenderlo es fundamental para poder identificarlo, tratarlo y acompañar adecuadamente a quienes lo padecen.

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) no es simplemente “no superar” un mal momento. Se trata de una reacción compleja del sistema nervioso ante un evento percibido como una amenaza extrema para la vida o la integridad. Conocer sus causas, síntomas y efectos en la vida diaria nos permite entender por qué requiere atención profesional especializada y por qué quienes lo sufren no pueden “controlarlo” por sí mismos.

¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?

Para conocer el trastorno de estrés postraumático, es esencial entender que se trata de una respuesta biológica y psicológica que aparece después de una situación traumática. Estas situaciones pueden incluir accidentes graves, agresiones físicas o sexuales, violencia de género, desastres naturales, guerra, pérdidas repentinas o cualquier evento que haya generado un intenso miedo, horror o sensación de indefensión.

El TEPT se desarrolla cuando el cerebro no logra procesar y “archivar” adecuadamente la experiencia traumática. La memoria del evento queda activa, como si el peligro aún estuviera presente. Por eso, la persona reacciona de forma intensa ante estímulos que, desde fuera, pueden parecer inofensivos.

A nivel psicológico, esto provoca una desconexión entre lo que la persona sabe racionalmente (que el evento ya pasó) y lo que su cuerpo experimenta (como si el evento estuviera ocurriendo de nuevo). Esta descoordinación emocional y fisiológica es uno de los elementos más característicos y dolorosos del TEPT.

Causas del trastorno de estrés postraumático

Aunque cualquier persona puede presentar TEPT tras un trauma, algunas circunstancias incrementan el riesgo. Sin embargo, es importante recordar que el trastorno no aparece por “debilidad” o “sensibilidad excesiva”; se trata de un mecanismo adaptativo del sistema nervioso que se activa de forma extrema.

Entre las causas más comunes encontramos:

  • Exposición directa a un evento traumático: violencia, abuso, accidentes, amenazas, situaciones de guerra o emergencias.

  • Ser testigo de un acontecimiento violento o estremecedor.

  • Conocer detalles traumáticos sobre un ser querido, especialmente si se trata de un fallecimiento o una situación violenta.

  • Exposición repetida a material traumático, como ocurre en profesionales de emergencias, sanitarios o cuerpos de seguridad.

Además, factores como experiencias traumáticas previas, falta de apoyo emocional, historial de ansiedad o estrés prolongado pueden aumentar la vulnerabilidad. Pero insistimos: nadie “elige” desarrollar estrés postraumático. El cuerpo simplemente responde como puede ante una amenaza que sobrepasó su capacidad de adaptación.

Síntomas.

Para conocer el trastorno de estrés postraumático, es fundamental identificar sus principales síntomas. Estos suelen agruparse en cuatro categorías:

1. Reexperimentación del trauma

La persona revive la experiencia traumática a través de:

  • Flashbacks muy vívidos

  • Pesadillas recurrentes

  • Recuerdos intrusivos que aparecen sin control

  • Sensaciones físicas intensas ante estímulos que recuerdan al trauma

En estos momentos, el cuerpo actúa como si estuviera nuevamente en peligro. No es una reacción voluntaria: es un mecanismo automático.

2. Evitación

Para evitar el malestar, la persona puede:

  • Evitar lugares, personas o situaciones relacionadas con el trauma

  • Rechazar hablar del tema

  • Apartar pensamientos o emociones asociadas al evento

Esta evitación puede ser tan intensa que llega a limitar gravemente la vida cotidiana.

3. Alteraciones en el estado de ánimo

El TEPT afecta profundamente a las emociones, generando:

  • Tristeza o vacío emocional

  • Sentimientos de culpa o vergüenza

  • Pérdida de interés en actividades

  • Sensación de desconexión de los demás

  • Creencias negativas persistentes (“no estoy a salvo”, “soy débil”, “no puedo confiar en nadie”)

4. Hipervigilancia o aumento de la activación

El cuerpo permanece en alerta constante. Los síntomas incluyen:

  • Irritabilidad o explosiones de ira

  • Dificultad para dormir

  • Reacciones de sobresalto exageradas

  • Problemas de concentración

  • Tensión física continua

Esta activación constante agota emocional y físicamente a la persona, generando desgaste y afectando su funcionamiento cotidiano.

Impacto del trastorno de estrés postraumático en la vida diaria

Pocas condiciones psicológicas alteran la vida cotidiana de manera tan significativa como el TEPT. Para conocer el trastorno de estrés postraumático, es necesario entender cómo afecta aspectos esenciales del día a día.

Las personas con estrés postraumático pueden tener dificultades para mantener rutinas, trabajar, estudiar o relacionarse. Actividades que antes eran sencillas se vuelven fuentes de ansiedad. La inseguridad interna lleva a evitar lugares concurridos, viajar, conducir o incluso salir de casa.

El impacto en las relaciones también es profundo. La incomprensión social, los juicios externos y la sensación de “estar roto” pueden generar aislamiento, conflictos familiares o pérdida de vínculos significativos. El TEPT no afecta solo al individuo: afecta a su entorno y a su percepción de sí mismo.

Además, la persona vive en un doble dolor: el trauma que sufrió y el sufrimiento por no poder “controlar” sus reacciones. Esto genera culpa, frustración y una sensación constante de fracaso, que agrava aún más su malestar.

Nadie es responsable de sufrir estrés postraumático; es una respuesta puramente biológica, casi imposible de controlar, ante una situación de extremo peligro. Las personas afectadas sienten una gran incomprensión por parte de los demás, pues reciben comentarios que minimizan su experiencia: que se ponen mal por algo que ya pasó, que no es para tanto, que deberían controlarlo mejor… Solo quienes lo viven conocen la imposibilidad real de controlarlo. Por ese motivo, es una de las condiciones psicológicas que más apoyo profesional requiere. Conocer el trastorno de estrés postraumático es el primer paso para comprenderlo, acompañarlo y, sobre todo, tratarlo con la sensibilidad y la especialización que merece.

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