Comprender los celos infantiles
“Mi hijo tiene un problema de celos, ¿puedes ayudar a mi hijo?” Muchas veces ésto es lo primero que escucho en una primera llamada de teléfono cuando unos padres desbordados, llaman para pedir ayuda.
-“Cuándo dices ayudar a mi hijo, ¿a qué te refieres?– suelo preguntar
-“A que le ayudes a no tener celos”, contestan algunos padres.
Comprender los celos infantiles
¿Realmente los celos son un PROBLEMA?
Imaginemos la situación. Imaginemos que un día tu esposo viene y de repente te cuenta :
“Cariño, te quiero tanto y me haces tan feliz que voy a tener otra esposa igual que tú. Se llamará Carmen y en breve va a venir a vivir con nosotros. Debes quererla al igual que la quiero yo. Debes ser amable con ella y además tendrás que compartir con ella todos tus vestidos, tus bolsos, tus joyas, tu coche…. Como es nueva en la familia va a dormir en mi dormitorio. A partir de ahora tú te vas a ir al otro cuarto. Durante las primera semanas vendrán a conocerla toda la familia, los vecinos, los amigos….Todos querrán hablar con ella, besarla…. y hablarán de lo bonita e inteligente que es, y de lo afortunados que somos todos de que haya venido a formar parte de nuestra familia. Como es nueva, voy a tener que pasar mucho tiempo con ella, así que tendrás que acostumbrarte a empezar a jugar solita. Y sobre todo, tienes que estar feliz, contenta, cuidarla, quererla mucho y permitir que le dedique tiempo”.
Los celos como algo NATURAL:
Comprender los celos infantiles
¿Alguien querría tener un hermano teniendo esta información? ¿Todavía sigues pensando que los niños no deberían tener celos? ¿Todavía sigues pensando que los celos infantiles son una enfermedad?
¿No protestarías en una situación laboral en la que viene un empleado nuevo y le dan tu maravilloso despacho?
¿Cómo reaccionarías si te dijese el jefe?:
● “¡Deja de quejarte, lo que te pasa es que estás celoso”,
● “no deberías estar celoso, acepta a tu nuevo compañero”.
● Compórtate, deja de protestar o tendré que castigarte.
Si te has puesto en los zapatos del niño, seguramente ya pienses que los celos infantiles son algo natural e inevitable, aunque desagradables tanto para el niño como para los padres. Para un niño, el nacimiento de un hermanito es una situación completamente nueva para él, además de sobrevenida (él no lo ha elegido). No ha experimentado nunca esta situación y todavía no sabe cómo manejarse, ni mucho menos cómo manejar sus emociones de tristeza, ira y culpa.
A ésto le podemos sumar, que en la mayoría de las ocasiones al hermano mayor, de repente se le dan más órdenes y exigencias nuevas que no entiende:
– ¡Ahora eres mayor! Tienes que empezar a jugar solo
– “te toca cuidar de tu hermano y darle ejemplo”
– Ya eres mayor, ordena tus juguetes
Los celos se suelen acentuar más cuando el niño tiene menos de 5 años. En estas etapas, se está construyendo la relación de apego con sus padres y los niños ven a nuevo hermanit@ como un rival en esa relación. A edades mayores, también puede haber celos, pero si la relación de apego se ha construido de forma segura, el hermano mayor no tendrá tanta sensación de rivalidad, puesto que ya habrá construido la sensación de seguridad en la relación con sus padres. A pesar de esto, también se tiene que adaptar a esta nueva situación.
El roce hace el cariño, y de la misma manera la relación de apego entre los dos hermanos se construirá de forma inevitable. Al igual que es inevitable que surja el cariño, también es inevitable la relación de rivalidad durante la infancia.
Como situación nueva, el niño tiene que adaptarse a esta nueva circunstancia. El niño siente un desequilibrio en la dinámica familiar que él conocía y en la que estaba agusto y lo que hace con su comportamiento (rabietas, agredir al bebe…) es protegerse y reclamar su lugar y sus derechos previamente adquiridos. El niño siente que debe competir con su hermanit@ para atraer la suficiente atención de los padres.
¿Qué siente el niño?
El niño debe atravesar el duelo de la situación anterior en la que era el único hijo. El duelo cursa con la siguiente sintomatología.
- Tristeza: Sensación de pérdida, de afecto perdido. “Echo de menos la situación anterior” “ya no me quieren”
- Envidia: el hermanito es un rival para compartir el mismo espacio afectivo. “Ahora él me quita la atención de mis papás, “ “él tiene más que yo”, “por su culpa tengo menos”
- Rabia, resentimiento, enfado: “por culpa del hermanito tengo menos”, “papá y mamá me han dejado de querer”, “debería querer a mi hermano”
- Culpa: “si me hubiera portado mejor, mis papas no habrían traído un nuevo hermanito” “debo haber hecho algo mal para que le quieran más que a mí”
¿Cómo manifiesta el niño su sensación de malestar cuando siente
celos?
Hay distintas formas de manifestar los celos según el temperamento del niño.
Hay niños que muestran sintomatología más internalizante: aislamiento, infelicidad, tristeza, poca ganas de jugar, pocas ganas de comer, dificultades para dormir, regresiones como querer ser un bebe (volver hacerse pipí, pedir que le den de comer…)
Otros niños muestran sintomatología más externalizante: agresión al hermanito, agresión a los padres, rabietas, desobediencia, conductas desafiantes…
Cualquiera de los dos estilos, demuestra sufrimiento en el niño.
¿Qué es lo que no sabe el niño y todavía no puede entender?
La capacidad de amar de los padres es infinita. Tengamos el número de hijos que tengamos, la capacidad de amar de los padres es infinita. El amor hacia un niño no se reduce porque haya nacido otro. Como padres lo podemos entender.
Lo que sí es finito son nuestros recursos atencionales. El día son 24 horas, nuestra energía es finita (cuando se agota, llega el cansancio), nuestras responsabilidades se multiplican cuando hay un nuevo miembro en la familia e inevitablemente hay que repartir como se pueda nuestra atención. Es aquí
donde el niño confunde atención con amor.
Me dedican menos = me quieres menos
Le dedican más = le quieren más
Nosotros como adultos, podemos ponernos en los zapatos del niño y comprender lo que está pasando. El niño todavía no puede, aunque se lo expliquemos, ponerse en los zapatos de los papás. El niño no puede entender las dificultades de los papás, no puede entender que los papás hacen lo que pueden con lo que tienen, no pueden entender que menos atención no significa menos amor. Y no pueden entenderlo, porque evolutivamente todavía no han adquirido esa capacidad.
¿Te enfadarías con un niño de 6 meses que todavía no anda?
Entonces ¿por qué enfadarse con un niño que lucha por conseguir la atención que necesita y que le ha sido arrebatada? ¿por qué enfadarse con un niño que todavía no puede entender las dificultades de los padres?
La cuestión entonces no es tratar al niño como si tuviera un problema, sino plantearnos como padres ¿cómo podemos apoyar a nuestro hijo para que se adapte a esta nueva situación lo mejor posible? Teniendo en cuenta también, que para los papás esta situación también es nueva, estresante y también se tienen que adaptar.
¿Entonces qué podemos hacer los padres para manejar esta situación? Puedes ponerte en contacto conmigo
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